EL MIÉRCOLES DE CENIZA, UNA TRADICIÓN E IDIOSINCRASIA DE LA FELIGRESÍA Y DE LA IER SANTA INÉS.


En la tradición cristiana católica y en tiempos con la necesidad de una reflexión sincera y de corazón frente a las injusticias sociales, se encuentra el poder vivir una fe. Como motor e impulso de vida, la fe genera en las personas, comunidades y sociedades, muchos valores entre los cuales se encuentra el de la paz, el amor al prójimo y el darse al otro en amor propio como a ti mismo. De ahí la importancia de vivir la fe, en este sentido desde la experiencia del cristo vivo redentor. 

 Ceremonia celebrada por el párroco Didier Augusto.

El salmo, poema religioso, cuya finalidad es venerar a Dios.



La feligresía y comunidad del corregimiento de Santa Inés nos abarca, nos incluye y como IER, no podemos estar de espaldas a la tradición de fe. Por todas estas razones, se suma la comunidad educativa de la IER a la vivencia y proclamación de la fe, a través de un rito tradicional como lo es la imposición de la cruz, la cual desde su esencia de cenizas; nos llama a la conversión, arrepentimiento y perdón en la vivencia del tiempo de cuaresma (40 días hasta la llegada de la tradición espiritual y cultural de la semana santa), para lo cual compartimos e iniciamos el camino del cambio. 


 
 La lectura del salmo en la Eucaristía del miércoles de ceniza.


En esencia el proceso educativo, las escuela, colegios, sociedades y el mundo está permeado por la fe, no se puede vivir sin una postura crítica del perdón, la reconciliación y el amor por los demás en un mundo cada vez más caótico, lleno de inequidades, injusticias y de todo aquello que va en contra de la humanidad, del sentido de la vida, del amor, del prójimo, de sentir nuestra alma y espíritu; ese: ¿hacia dónde vamos?, ¿quién soy? ¿El por qué estoy aquí en este mundo terrenal? ¿Qué puedo hacer por los demás, por mí prójimo? ¿Cómo vivir la caridad, la bondad, la compasión por el desvalido, por el que no tiene nada; ni siquiera una fe?,… todos los anteriores son interrogantes transversalizados, querámoslo o no por la espiritualidad, la fe, una deidad. 


Nicolle de grado sexto, recibiendo el signo de la ceniza. 

Debemos por consiguiente asumir que somos alma espiritual y cuerpo material, el cual según la tradición en este caso cristiano-católica, dejará de existir y pasará a un segundo plano de salvación, mientras el alma continua su paso a otra dimensión de fe y amor en los demás, asegurados en la resurrección. Vivamos nuestra fe, vivamos el compromiso del amor y no desconozcamos que la espiritualidad debe ser alimentada para que cada día seamos más humanos y quizás entonces entendamos muchas cosas, como por ejemplo: cuidar el planeta, cuidar nuestro espíritu, cuidar nuestra fe. Nada somos, nada nos llevamos al sueño eterno, “polvo eres y en polvo te convertirás”.
Evidencias fotográficas.


 Estudiante de secundaria recibiendo la cruz de ceniza.
 La cruz de ceniza.
 El candidato a la personería Johan, recibiendo la cruz de ceniza.
La ceniza signo cristiano d conversión y arrepentimiento.

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